“Adaptar formatos e incentivar la lectura entre las personas con discapacidad puede ser una solución a las barreras”

Madrid, 18 de abril de 2022. Emilio Ortiz (Vizcaya, 1974), es licenciado en Historia, además de novelista y escritor desde que comenzara a publicar en 2015, año en que ganó el segundo premio del I Certamen Internacional Musas de Primavera con el relato Una sonrisa, al que más tarde, en 2017, le seguiría la concesión del Premio ANADE de cuento con el relato Las angustias de un dibujo.

Entre sus obras destacan títulos como A través de mis pequeños ojos (Duomo Editorial), Todo saldrá bien Mil maneras de darte las gracias, su obra más reciente donde narra la relación con el golden retriever lazarillo que le cambió la vida.

En su narrativa predomina el género policíaco a través del cual ofrece una perspectiva didáctica sobre la situación político-social de las personas con discapacidad y la defensa de los derechos de los animales.

Pregunta: ¿Cuándo y cómo nació su pasión por la escritura?

Respuesta: Al mismo tiempo que aprendí a leer y a escribir porque tenía ganas de contar historias. De niño, veía alguna película o leía un cuento y después, en la cama antes de dormirme, surgían nuevas aventuras en mi cabeza. De hecho, hace ocho años, apareció un cuadernillo de cuando yo tendría seis, en el que había dibujado una portada y escrito un par de oraciones. Era un conato de novela policiaca y empezaba diciendo algo así: “Soy el agente Macallan y hoy es mi primer día de servicio”. Nos reímos muchísimo con este hallazgo.

P.: Los personajes de sus obras desarrollan la narrativa al tiempo que sirven de ejemplo para destacar las cualidades profesionales y personales de las personas con discapacidad, ¿considera que la discapacidad es aún una desconocida para la sociedad?

R.: Sí, pero hemos avanzado mucho en esto. Lo que ocurre es que van surgiendo nuevas barreras según avanzan los tiempos. En los países desarrollados la tecnología es muy creciente y cambiante. La modernidad a veces impone cafeterías sin trabajadores o entidades bancarias sin atención personal, lo cual supone una tremenda barrera para las personas con discapacidad, además de una barbarie insostenible para nuestra sociedad. Cuando todo el trabajo lo hagan las máquinas, no sé quién podrá comprar los productos.

Si hablamos de discapacidad en países menos desarrollados, siempre surgen personas voluntarias con buenas ideas e intenciones, pero con eso no basta, pues también hacen falta los medios para llevarlas a cabo.

Por otro lado, cuando a una persona con discapacidad le va mal en la vida, suele despertar un sentimiento de lástima en los demás, pero cuando triunfa también provoca envidias. Aún queda mucho camino por recorrer, pero soy optimista y creo que estamos avanzando.

P.: A menudo se dice que la literatura es universal, pero ¿lo es también su acceso? ¿Cómo podemos mejorar y fomentar la accesibilidad de las personas con discapacidad al mundo literario?

R.: Efectivamente, por desgracia la accesibilidad aún no es universal. Es cierto que hemos avanzado mucho adaptando formatos y, de hecho, esto, junto con la incentivación de la lectura entre las personas con discapacidad, podría dar una solución al problema. No obstante, en países con menor desarrollo, donde la preocupación principal es lograr el pan de cada día, se hace imposible contar con recursos accesibles para personas con discapacidad visual.

Visité África hace unos años y estuve en un colegio para personas ciegas que, a su vez, servía para estudiantes con otras discapacidades. Allí no había muchos medios, pero sí personas con unas ideas increíbles, por lo que conseguían acceder a la lectura turnándose los libros en braille o haciendo lecturas colectivas en voz alta.

P.: ¿Existen barreras para los profesionales ciegos o con discapacidad visual a la hora de querer dedicarse a la escritura?

R.: Si cuentas con un smartphone, un ordenador y conexión a internet, las barreras disminuyen considerablemente, pero aun así el escritor ciego siempre estará en desventaja con respecto a los demás autores. Claro que esto se puede mejorar a base de poner grandes esfuerzos, no queda otra.

Si yo, por ejemplo, quisiera escribir una novela ambientada en el Londres victoriano, necesitaría ayuda externa. Un escritor vidente cuenta con mayor autonomía a la hora de consultar planos, edificios, ilustraciones o cualquier otra fuente. Sin embargo, es cierto que Internet ha abierto todo un mundo de posibilidades y, se podría decir, que gracias a ello se ha conseguido derribar alguna que otra barrera.

P.: El libro Mil maneras de darte las gracias es un homenaje a Spock, el perro que “le cambió la vida”, pero ¿cómo pueden cambiar las personas para mejorar la vida de los animales?

R.: Debemos ser conscientes de que los seres humanos tenemos la hegemonía sobre el resto de las especies. Es una cuestión natural, no por ello debemos avasallar al resto. No podemos hacer lo que nos dé la gana con los animales, sino emplear nuestro poder para mejorar las relaciones entre especies. Lo suyo sería comenzar por lo más urgente: eliminar los espectáculos donde se mata y tortura a animales por diversión. Por desgracia la tauromaquia es una cultura, pero deberían dejarla para los libros de historia. Me gusta imaginar que llegará el día en que un profesor explicará que el ser humano estuvo matando toros en las plazas hasta el siglo XXI y que el alumno se sorprenderá al escucharlo. Pero aún queda mucho camino, puesto que todavía hay canales televisivos autonómicos en los que se emiten corridas, toreros y banderilleros que dan charlas en colegios e institutos e incluso existen escuelas de tauromaquia con financiación pública en las que se dan clases de cómo torturar a un toro.

P.: ¿Cómo es su relación con el cine? ¿Le gustaría que sus novelas se convirtieran en películas o series?  

R.: Me encanta el cine. Ahora, gracias a la audiodescripción, he recuperado muchas películas que había visto con dificultad cuando tenía algo de resto visual. RTVE, por ejemplo, está haciendo un gran esfuerzo con los filmes que emite. Casi nunca me pierdo la película de los viernes, ni la del sábado en La 2. Todas tienen audiodescripción y creo que es la propia RTVE quien se encarga de incluirlo. También hay audiodescripción en producciones de carácter privado, pero tengo la impresión de que en países como México, Colombia o América Latina en general, así como en los anglosajones, existen más series y películas audiodescritas.

Además, como escritor, sería todo un honor que un director decidiese rodar una película basada en mis textos. Creo que sería muy respetuoso con el resultado, puesto que las historias crecen cuando las reinterpreta otro artista. Pienso que las películas basadas en novelas o en obras de teatro no hay que concebirlas como la reproducción comprimida del libro. Al fin y al cabo, el cine es siempre literatura en otro formato.

Es más, el año pasado escribí un microguion para una pieza de Videoarte dirigida por Víctor Meliveo. El texto lo interpretó el actor malagueño Juanma Lara. También me crucé hace unos meses por causalidad con el rodaje de La desconocida, de Pablo Maqueda. Iba paseando con Omer, mi perro guía, y casi les fastidio la toma. Pablo me invitó a asistir al rodaje en los sucesivos y tuve la oportunidad de asistir a una interpretación espectacular de Manolo Solo y Laia Manzanares. Y, aunque no pude ver en acción a Eva Llorach, sí que charló con nosotros, especialmente con Omer porque es una gran amante de los perros.

P.: ¿Puede adelantarnos alguna información sobre sus futuros proyectos?

R.: Estoy escribiendo la historia de dos mujeres cuyas vidas se cruzan precisamente porque caminan en sentido contrario. La novela tiene como telón de fondo cuestiones muy actuales, algunas de ellas relacionadas con el futuro incierto, la lucha por los nuevos derechos, la diversidad de género o el feminismo, su auge y división.

P.: ¿Algo más que quiera añadir?

R.: Me ha hecho mucha ilusión hacer esta entrevista. Por la cuenta que me trae, soy defensor a ultranza del acceso universal a la cultura para todas las personas con discapacidad. Casualmente, propuse a la Academia de Cine en su momento la creación de un Premio Goya al mejor guion de audiodescripción, pero adujeron que había bastantes categorías en los premios.

Por último, quiero daros las gracias y mi más sincera enhorabuena por vuestra labor.

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